Cuando pensamos en la voracidad de los tiburones, imaginamos su feroz apetito por las focas, peces, otros tiburones y tal vez incluso un par de seres humanos. Pero la realidad es que los tiburones forman parte de nuestro menú con mucha mayor frecuencia que nosotros del de ellos y estamos dispuestos a pagar un alto precio por una sola degustación.
Actualmente, un plato de sopa de tiburón puede costar hasta 100 dólares en los restaurantes de moda de Hong Kong. Un kilo de aletas de tiburón no baja de los mil dólares. Recientemente, los consumidores de Hawai podían comprar aletas de tiburón “instantáneas”, que en su mayor parte estaban hechas de la carne más económica y las entrañas de los tiburones. Incluso este producto se cotizaba a casi 30 dólares la porción de 200 gramos.
El mayor valor comercial del tiburón se encuentra en sus aletas. La industria de las aletas de tiburón es un negocio multimillonario. Ellen Pikitch, una experta internacional en tiburones y pesca, directora ejecutiva del Instituto Oceanográfico Pew, explicó que la sopa de aleta de tiburón se “utiliza para celebrar eventos importantes” dentro de la cultura china. Una vez secas, las cartilaginosas aletas adquieren una textura y una forma similares a la de los fideos. Según la tradición, cuanto más largo es fideo, más larga será la vida del comensal.
Debido a que esta sopa se considera un manjar prestigioso, su consumo creció junto con el crecimiento económico de China. Bodas, aniversarios y otras ocasiones incluyen a menudo esta sopa en el lugar de honor de sus menúes. Pikitch manifestó que en China el nombre de este plato se traduce como “pez aleta sopa”, por lo que muchas personas desconocen el ingrediente principal, a diferencia de los norteamericanos que se ven obligados a detallar los ingredientes de muchas de sus comidas populares.
La imagen de los alegres y divertidos comensales contrasta con la brutal práctica de la pesca de tiburones. Una vez cortadas las aletas del tiburón, el cuerpo prácticamente inservible para la gran mayoría de los pescadores es arrojado nuevamente al océano. El tiburón, sin ningún medio de locomoción, se desangra hasta morir o quedar a merced de los otros depredadores. “En cuanto pierden las aletas quedan desahuciados”, mantiene Pikitch. “Es una forma de morir muy cruel y poco remunerativa”.
El impacto de esta práctica afectó gravemente a las poblaciones de tiburones. Cada año mueren 73 millones de tiburones debido al aleteo. Y esta cifra ni siquiera incluye las millones de muertes atribuidas a la pesca ilegal, a los problemas ambientales, a la caza intencional en busca de su carne, cuero, recuerdos turísticos y mucho más. Pero asesinando a los tiburones, los seres humanos se hacen daño a sí mismos.
Los ecosistemas se organizan en estrechos espirales que se mueven hacia afuera, añadiendo cada vez más individuos en cada una de sus conexiones. Recientemente, un equipo de ecologistas norteamericanos y canadienses estudió los ecosistemas marinos de la costa del Atlántico en los Estados Unidos. Los informes demostraron que las poblaciones de los tiburones martillo y los tiburones tigre disminuyeron en esa región en más del 97 por ciento. El tiburón toro, el arenero y el falso martillo sufrieron todavía más, con disminuciones de hasta el 99 por ciento.
Estas disminuciones tan drásticas se están cobrando su precio en otras especies, de acuerdo con el estudio científico publicado el 30 de marzo de 2007, que asegura que “Con menos tiburones en el entorno, las especies que solían ser sus presas, como las rayas gavilán, aumentaron su población y las hordas de rayas gavilán que se alimentan de ostiones los han eliminado de las bahías casi por completo”, según la co autora Julia Baum de la Universidad de Dalhousie. Otros bivalvos, como las ostras y las almejas de concha flexible y rígida, también están desapareciendo en proporciones alarmantes. Estas pérdidas forzaron a los pescadores y redujeron las provisiones alimenticias de los seres humanos. También existen consecuencias ambientales y perjuicios para la salud humana debido a la disminución de los tiburones, aunque no estás especificadas.
Pikitch menciona las observaciones de los científicos en el Caribe. Allí, las poblaciones de tiburones también han sufrido grandes disminuciones. Los tiburones generalmente se alimentan de meros, los cuales ahora están aumentando considerablemente. Los meros se alimentan de peces loro, los cuales a su vez se alimentan de las algas de los acantilados. “Sin la cantidad suficiente de peces loro, no hay ninguna especie que mantenga limpios los acantilados de algas, lo que puede derivar en la pérdida del hábitat esencial de incontables especies” afirmó. El biólogo Charles Peterson, del Instituto de Ciencias Marinas de la Universidad de Carolina del Norte en Chapel Hill, agregó: “A pesar de la amplitud de nuestros océanos, todos los organismos están interconectados, lo que significa que los cambios en cualquier nivel tienen consecuencias en otros sectores”.
La educación pública actualmente resalta y destaca el hecho de que se necesitan más métodos de protección con el objetivo de evitar, según las palabras de Pikitch, “que los seres humanos hagan desaparecer a los tiburones de la faz de la Tierra”. Y ese poder está en nuestras manos.
Ayúdanos a
detener esta masacre
Fuente
http://www.tudiscovery.com/web/tiburon/acerca_de_los_tiburones/conservacion_de_tiburones/el_aleteo_del_tiburon/